martes, 4 de enero de 2011

Carta de Joseba Torre

Estimados amigos,


Estos días hemos recibido algún correo lamentando la falta de actuación ante la clausura del CDMC y el desmantelamiento del LIEM, todavía sin emplazamiento futuro, como nos decía recientemente José Iges. Durante el pasado Festival de Alicante hablamos igualmente de este hecho con enorme preocupación. Todos coincidíamos en que la situación es muy grave y ya desde entonces sabíamos cuál sería nuestra respuesta: NINGUNA.


Y sabíamos de nuestra incapacidad de iniciativa debido a la falta de conciencia sectorial.


Ya en enero de 1986 se funda la Academia de Cine (http://www.academiadecine.com). De sobra conocidos son sus logros como colectivo: promoción nacional e internacional del cine español, intercambio de información científica, artística y técnica entre todos sus miembros, edición y difusión de estudios científicos sobre la situación de la creación cinematográfica, intercambios científicos, artísticos y culturales con entidades similares extranjeras, intercambio de experiencias entre sus miembros, concesión de premios anuales a los mejores trabajos sobre temas de investigación científica y becas o pensiones para la ampliación de estudios relacionados con la cinematografía en España o en el extranjero, lograr que el Estado Español proporcione como sede un palacete residencial de principios de siglo XX, etc.


Fundada en 1910 y declarada de Utilidad Pública, la Asociación Española de Pintores y Escultores tiene entre sus principales objetivos organizar certámenes colectivos, desarrollar actividades culturales, contribuir a la unión de los asociados en la defensa de sus intereses profesionales y fomentar el desarrollo de las artes plásticas, etc. (http://www.apintoresyescultores.es). Son igualmente numerosas sus actividades: ciclos temáticos, conferencias, certámenes, promoción nacional e internacional, etc.


La Asociación de Escritores y Artistas Españoles (http://www.aeae.es) tiene una trayectoria todavía más longeva: desde 1810 realizan actividades de todo tipo (esencialmente literarias) a favor de los creadores literarios españoles.


Estas asociaciones tienen un rasgo común que destaca: la unión y la lucha a favor del colectivo.


En lo que a los compositores nos sucede, tanto Iñaki Estrada como Agustín Charles apuntaban el diagnóstico en el correo que enviaron hace apenas dos semanas: estamos acostumbrados a no hacer nada por los demás, a buscar la manera de conseguir la subvención o el encargo personal sin importar absolutamente nada el grupo.


En mi opinión hay algunos hechos, entre otros, que no han favorecido nuestro desarrollo como colectivo:

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Confundir Estado con Sector: En 1983, al amparo del Ministerio de Cultura del primer gobierno socialista, se crea el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Sin duda ha sido una herramienta fundamental para la difusión de nuestra música. Ha realizado numerosos encargos, subvencionado grupos, y ha permitido la creación del Laboratorio de Electroacústica LIEM y el Festival de Alicante.

Sin duda el CDMC ha jugado un papel estratégico en la difusión de nuestra música y por ello debemos hacer por su pervivencia (o vuelta ya). Pero no nos engañemos: la ayuda que recibía el CDMC para la creación musical era insignificante comparada con la otorgada a otros sectores. Y una de las razones, a mi juicio, reside aquí mismo, en confundir al CDMC con una entidad que sustituye al sector y conformarnos con ello. Hemos creído de alguna manera que el CDMC nos representaba o amparaba, conformándonos con este mínimo

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apoyo y, aunque reconociendo su enorme importancia, hemos terminando descubriendo que no hemos sabido crear una entidad estatal propia que represente a un sector que forma parte de los valores y potencialidad cultural plural. La prueba evidente es que ante la supresión unilateral del CDMC carecemos de una plataforma que articule una respuesta.

Creo que no debemos permitir la desaparición del CDMC ya que representaba el único apoyo estatal recibido. Peros quizás podamos aprender de esta lección y hacernos fuertes ahora como colectivo.


Esperar el amparo de la SGAE. Algo parecido nos ha pasado, quizás, con la SGAE. El error aquí ha sido todavía mayor ya que el gestionar nuestros derechos intelectuales poco tiene que ver con encabezar a un colectivo sin capacidad de reacción. De hecho nos hemos dejado llevar por la postura más cómoda: como soy socio y luchan por mis derechos yo no tengo mas que componer... Recientemente ha intentado dar forma a una Plataforma de Asociaciones Ibéricas. Idea muy buena e interesante, pero de la que poco sabemos ya que, nuevamente, la iniciativa no ha nacido de nuestra cómoda posición de inmovilidad y dejamos hacer sin inmutarnos. Sin duda entre sus objetivos no puede figurar la reivindicación como colectivo ante los atropellos de cualquier tipo, verdadera razón de ser de toda unión de profesionales.

Acercándose el final del pasado siglo nos encargaron los compañeros, a un pequeño grupo de ilusionados compositores, poner en marcha la Asociación de Compositores Vasco-Navarros. Como no estaba todavía tan desarrollado Internet como para copiar los estatutos de algún lugar y hacer los cambios oportunos, aún recuerdo el tiempo que pasamos transcribiendo los modelos conseguidos en papel para poder hacer con su mezcla, y desarrollar a partir de aquí, unas reglas nuevas para este colectivo. Hacia la misma época surgió la Asociación Galega de Compositores, la Asociación de Compositores Madrileños, la Andaluza, Valenciana, la Asociación de Música Electroacústica Española, etc...., unos años de adelanto nos llevaba la Catalana, que nos sirvió de ejemplo.


Muchas cosas se pusieron en marcha a través de estas asociaciones: festivales, CDs, catálogos de sus miembros, gestión de subvenciones y sedes, etc. Y la pervivencia de estos colectivos demuestra que fue un esfuerzo necesario. Pero durante los años que estuve como presidente tuve una obsesión que no se pudo realizar, probablemente por no ser el momento adecuado. Creía necesaria la constitución de una Federación de Asociaciones que nos amparara como colectivo. Porque el movimiento asociativo autonómico tenía un riesgo: encerrarnos en nuestras burbujas sin caer en la cuenta de la ocasión que teníamos de constituirnos como colectivo de fuerza y reivindicación estatal.


Mucho hablamos del asunto entre compositores y miembros de juntas directivas de diferentes asociaciones, pero la conclusión parecía lógica: lo primero era afianzarse como colectivos locales y esperar el momento para crear una Federación de Asociaciones Musicales Españolas.


Quizás ha llegado ese momento. Quizás no sea tarde para reaccionar, podamos aprender de este atropello y seamos capaces de constituirnos como sector y vindicar lo que la creación musical se merece.


Escribir unos correos de queja entre nosotros está muy bien, pero se hace necesario actuar.


Pero creyendo necesaria nuestra afirmación como colectivo a medio y largo plazo, es evidente que antes de nada debemos responder a la clara ofensa a la creación musical actual que ha representado la supresión del CDMC. Pienso que deberíamos solicitar el apoyo de nuestras asociaciones, así como de entidades nacionales y extranjeras, y una vez recibido realizar un escrito de protesta al Ministerio firmado por todas, es decir, firmado por todos los compositores estatales.


Probablemente no sirva de nada ahora, pero sí sería el primer paso hacia un objetivo: dar credibilidad al sector. Sería conveniente, a mi juicio, pedir una reunión en el Ministerio, todo ello, claro está, comunicado a los medios de comunicación.


Estimados amigos, se hace absolutamente necesaria nuestra reacción. Los correos ayudan mucho, pero probablemente no sea suficiente como único agente movilizador. Personalmente creo que ya me tocó mi parte al frente de la Asociación y ahora debería ser algún osado e ilusionado joven compositor quien se encargara de animar el espíritu colectivo a través de las herramientas de las que ya disponemos, a través de las asociaciones, sindicatos, diferentes organismos y plataformas nacionales e internacionales, además de recabar todo apoyo personal. Porque no olvidemos que el poder real de una asociación no reside en ser capaces de recibir subvenciones con las que realizar festivales. Su fuerza está en su unión como colectivo reivindicativo.


Para terminar, y por ser muy concreto:

1) Se necesita a alguien que realice un escrito para ser discutido por todas las Asociaciones, Sindicatos, Plataformas, etc., estatales. Lógicamente la posibilidad que ofrece internet de hacer una página de adhesión de personas y colectivos parece la herramienta ideal.

2) Tras una fecha límite, se recogen las adhesiones al escrito, se firma con ellas y se entrega al Ministerio.

3) Solicitud de una reunión con la Ministra.

4) Para entonces sería oportuno tener el germen de una Federación (o plataforma del sector) Estatal de Asociaciones y poder, así, hablar en nombre de todos.


Perderíamos toda la credibilidad si no somos capaces de articular una respuesta ante la supresión del CDMC e incertidumbre con el futuro del LIEM y el Festival de Alicante. Porque, no nos engañemos, no se trata tan sólo de salvar estas entidades sino de parar una postura de rechazo al sector de la creación musical bajo el supuesto amparo de la crisis.


Un abrazo a todos, Joseba Torre


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