viernes, 7 de enero de 2011

Comentario María Vázquez

Todo lo que he leído hasta ahora me parece de lo más lógico y razonable. No penséis que quiero ser el troll del blog, pero alguien tendrá que ser el abogado del diablo para que haya un debate.

Personalmente nunca he recibido nada de las instituciones que (a juzgar por vuestros comentarios) eran tan importantes. Por lo que yo sé estaban muy desfasadas y los cursos... bueno, eso.

Entiendo vuestra preocupación por que se priorice la ayuda a la industria musical, pero en medio de una crisis las prioridades son salvar puestos de trabajo y producir riqueza. Tenemos a un 20% de la población por debajo del umbral de la pobreza, y eso hace que cueste mucho trabajo percibir los debates estéticos como algo trascendental.

Seamos un poco honestos: la música contemporánea culta (o experimental, o de vanguardia, o de post-vanguardia, o el arte sonoro, etc) no da puestos de trabajo, y menos aún producen riqueza (Bueno, a algún gestor sí, pero eso no cuenta).

Nos hemos esforzado por demostrar que estamos por encima del bien, del mal, del dinero, de la solidaridad, de los derechos laborales y que lo de ser compositor en realidad no es una profesión sino una especie de secta de iluminados que se sostiene con aire.

La sociedad y la política no hacen más que actuar en consecuencia y han dejado de echar monedas a un pozo sin fondo que se pone ex-nob y pedante cada vez que te acercas, y nunca cumple deseos... ni siquiera expectativas.

Suerte.

4 comentarios:

  1. Bertrand Chavarría-Aldrete8 de enero de 2011, 4:19

    Muchas gracias por tu opinión,

    A mi entender, los problemas económicos los llevamos cargando toda la vida, y la situación en la que nos encontramos actualmente, es el resultado de una vida basada en la producción de riqueza.

    Desde mi simple óptica, el arte cumple socialmente con la función de hacernos pensar, así como, darnos incluso, una mayor sensibilidad que la adquirida a través de nuestra experiencia, para afrontar las diversas situaciones de la vida.

    Desde otro punto de vista, me parece también, una herramienta útil para la sociedad en el futuro; al menos, como un pequeño testimonio de la época en que fue generado, ya que la historia, como cualquier ser vivo, sufre cambios, eliminaciones y distorsiones día a día.

    No creo que con el arte se vaya a solucionar el desempleo, ni tampoco favorecerá directamente a las familias en ausencia de necesidades básicas; pero, ¿Se sabe de momento la solución a esos problemas? La reflexión del arte no tiene un efecto inmediato, ni ofrecerá una solución rápida a los problemas ya citados, pero al menos, nos hará más sensibles al mundo en que vivimos; algo que considero primordial para el ser humano.

    Por estas razones tan simples, creo que yo, que el arte en toda su diversidad, debe ser apoyado y fomentado.

    Bertrand Chavarría-Aldrete

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  2. "KNOW WORK

    

Todo el trabajo físico, material, ha desaparecido. Ha sido puesto en manos de otros gestores de fuerza, otros (energ)úmenos. Los humanos viven ahora de lleno entregados a la pura actividad písquica, cognitiva. Son grandes potencias reflexivas, cuya ya única misión es dar sentido y función a la gran fábrica del mundo que es la materialidad absoluta …

    

De acuerdo a la predicción derridiana, la era del fin del trabajo ha llegado, era eso en lo que estábamos. Se trataba de pensar qué seríamos capaces de hacer sin esa condena al sudor de la frente, al ejercicio de la fuerza animal. Ahora lo sabemos: la completa conversión del mundo al lenguaje, a la pura intelección compleja, al sentido materializado (...)

Podríamos decir que esa actividad es un no-trabajo, pero a estas alturas la distinción trabajo / no-trabajo ha comenzado a perder sentido. No hay la actividad material productora de mercancía y la otra que genera la articulación de sus aplicaciones, sino una indistinguible continuidad de ambas. No hay sino trabajo inmaterial y producción de conociencia, y toda la actividad humana –desde el sueño al abrazo, desde el habla al gesto que apresa o moldea e inscribe forma en la materia- es productora de ella.



    No es ya la fábrica el paisaje de la vida del hombre sino este estado de permanente comunicación en que se gesta todo el advenir de la vida psíquica –y a su través la construcción colectiva de una inteligencia común del mundo-. Ella, esa intelección general, es la tarea que se sigue del trabajo humano.

    

Y no hay entonces tampoco mercado, pero sí un flujo continuo de los bienes, en circulación permanente. Una economía líquida, de fluidos y vasos comunicantes –en que lo que circula se llama: pensamiento. No hay cambio de propiedad, porque ninguna es privada (...)



    Esto supone que nos encontramos, sí, en los albores de una nueva economía, pero no aquella ya obsoleta que decía fundarse en la explotación del conocimiento, sino una bien distinta que ahora sí con fundamento puede llamarse del conocer, porque tal es lo por ella producido. (...) "

    

José Luis Brea, Cultura_Ram (Ed. Gedisa, Barcelona, 2007)



    http://www.joseluisbrea.net/

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  3. Creo que me he explicado mal...

    El CDMC no es el Arte. Era un centro, sin más. Hay sociedades sin dinero, sin sintetizadores, sin edificios, sin CDMCs y sin esperanzas de vida más allá de los 25 años... pero no sin arte. El arte, en cualquier manifestación incluyendo la música, es un rasgo del ser humano, como el sexo. No desaparece así como así.

    Las instituciones como el CDMC tienen como función fomentar la existencia de medios adecuados para que los artistas puedan alcanzar un medio de creación óptimo, para que alcancen su propia excelencia.

    El CDMC no lo hacía.

    El avión hasta Londres o París me cuesta menos que el gasoil hasta Madrid (como a todos los españoles de fuera de la meseta, la mitad). Luego para que me deje caer por allí tengo que tener algún motivo que compita con el IRCAM o Frieze u... otros cien. No lo hay, que yo sepa. Todo va un par de décadas por detrás, pero peor.

    Como Franco ha muerto y esto ya no es África, la competencia se mide a nivel internacional, europeo al menos.

    Si nos ponemos a pensar en el punto de vista posmoderno, yo estoy con Derrida, Lyotard, Vattimo y Jameson. Pero empecemos por lo fundamental, no por unas citas terciarias:

    En la sociedad global lo que otorga legitimidad para existir es la eficacia. Lo ineficaz es desechado.

    El público (es público de verdad, no un paseante ocioso que entra en un sitio porque es gratis y tienen calefacción) y las nuevas generaciones los puntos de referencia donde buscar pioneros, ayuda, información significativa, novedades,etc no están en Madrid, apenas. Muchísimo menos en el CDMC.

    Si un gestor no puede ofrecer un proyecto eficaz que fortalezca a los artistas y ofrezca un resultado excelente al público... estoy con Jameson:

    Que desaparezca.

    Para mi generación es demasiado duro avanzar como para cargar con el peso de los cadáveres, y no pienso trabajar gratis para proporcionarle un despacho a nadie.

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  4. Rebuscando (espero que no entre cadáveres y que no sea a eso a lo que te refieres) acabo de descubrir el comentario anterior. Podría estar completamente de acuerdo, línea a línea con todo lo que escribes. Sin embargo, todo esto que afirmas, ya lo sabemos antes de echar a andar, antes de empezar a hablar en cualquier dirección (espero que no se te pasase por la cabeza lo contrario, pues estarías muy equivocado con respecto a ciertas personas cuyos comentarios supongo que irás al menos ojeando).

    Si nos ponemos a hablar en términos de "eficacia", comencemos también por el principio: creo que hacer leña de árboles caídos (probablemente sin conocer los motivos internos en suficiente detalle) es tan fácil como obvio e improductivo. Cualquiera tendríamos motivos más que sobrados para hablar más o menos despectivamente de España en distintos momentos de nuestra trayectoria... ¿Y qué? ¿Adónde conduce esa postura? Muchas de las personas que aquí podrás leer, debemos el grueso de nuestra formación técnica o artística -ha sido inevitable- a cualquiera de esas instituciones internacionales que mencionas (en mi caso, y lo digo sólo como ejemplo, al propio Ircam con el que conservo una relación mucho más próxima y fructífera que con cualquier institución española haya tenido o probablemente tenga jamás). Pero esto es obvio y, además, es lo de menos, ¡ya lo sabemos!

    Con todos mis respetos, la película no creo que trate de esto ahora mismo.

    Termino con un asunto secundario (o terciario, me da igual). Este no es un debate sobre postmodernidad y la cita de José Luis Brea (filósofo español recientemente fallecido) lejos de ser terciaria, intentaba responder a un asunto previo muy concreto que planteaba María Vázquez. Una de las cosas a superar de toda esa generación de pensadores postmodernos que mencionas, es precisamente la extrapolación indiscrimida de ciertos principios de orden económico y su proyección -un tanto temeraria, a veces- sobre la esfera del arte. Las metáforas económicas postmodernas aplicadas a la esfera del arte pueden ser más o menos eficaces en términos retóricos o de discurso, pero totalmente estériles en la medida en que jamás han obtenido ni obtendrán una correspondencia real con lo hechos físicos, ni mucho menos con el conocimiento o los afectos.

    Justo en este sentido, veo una gigantesca contradicción entre el arranque de tu comentario, de corte más antropológico y la cita de Jameson que, en este caso, perfectamente podría ser aplicada a un roto o a un descosido... En mi opinión, nunca a una institución orientada al arte contemporáneo, menos aún, musical.

    Superado ya cualquier sentido postmoderno y 'requeteasumido' -hasta el aburrimiento- lo global, una INSTITUCIÓN (lo que probablemente tendrá muy poco que ver con nuestra idea actual del término) puede y debe llegar a ser mucho más que un resorte eficaz de productividad y apoyos. Para eso, nos sobran ejemplos de "eficacia" en todos los estratos y grados de zafiedad que podamos imaginar...

    El que quiera vender naranjas o comerciar con pieles, ya sabe lo que ha de hacer... En realidad, es mucho más fácil. No habría entonces nada que discutir. Los fenicios nacían sabiéndolo, estaba en su genética, ¿qué misterio, sombra o interés artístico habría en algo así?

    saludos,
    P.

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